El paciente tiene un orificio en el abdomen por donde pasa un cable que permanece conectado a una consola, junto con las baterías portátiles que echan a andar el dispositivo cardíaco. Todo el equipo es transportado en un bolso ajustado a su cintura.
Las baterías duran 6 horas y son recargables. Debido a que el sistema utiliza electricidad, Pérez Yáñez necesita tener especial cuidado al ducharse y proteger el dispositivo, guardándolo en una bolsa hermética.
Hace 15 años, el paciente fue diagnosticado con cardiomiopatía isquémica (disminución de irrigación sanguínea al corazón).
Posteriormente sufrió un infarto cardíaco, lo que obligó a los médicos a colocarle un ‘by-pass’ (derivación vascular). “Tres años después este hombre casado y con cinco hijos fue sometido a un nuevo método médico mediante la aplicación de células madre al corazón. Sin embargo, su salud se vio minada cuatro años después”, indicó el IMSS.